miércoles, 26 de febrero de 2014

A vueltas con el Real Decreto 16/2012 (3): Una cartera de servicios...¿dividida?




By Nuria L.

Ya lo dice el refranero español popular: "divide y vencerás" Esa es la sensación que una tiene cuando lee el Real Decreto-ley 16/2012, porque el sistema de salud que conocíamos hasta ahora ha mutado y se ha roto, pero no de una manera que abogue por la equidad y la sostenibilidad. Cuando se aumentan las diferencias entre clases sociales y la desigualdad entre la población, se crea un hueco difícil de cerrar en el futuro, y es que crear es mucho más sencillo que deshacer lo creado.

En las dos últimas entradas hablábamos de la población cubierta (ahora asegurada) y de la financiación de este "nuestro" sistema. Dediquemos ahora esta nueva entrada a ver que ha pasado con la cartera de servicios ofertada.

Nuestro sistema de salud ha descompuesto una cartera de servicios única en tres cajas, que desde mi punto de vista favorece la desigualdad entre los ciudadanos. Estos tres grupos son:

  • Cartera común básica de servicios asistenciales del SNS: en ella se agrupan las actividades de prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación que se realicen en centros sanitarios o sociosanitarios y el transporte urgente. La financiación es completamente gratuita.
  • Cartera común de servicios suplementaria del SNS: incluye las prestaciones que tengan una provisión de dispensación ambulatoria. Supone gasto de bolsillo al asegurado. Esta cartera incluye prestación farmacéutica, ortoprotésica, productos dietéticos y transporte sanitario no urgente.
  • Cartera común de servicios accesoria del SNS: se incluyen aquella actividades, servicios o técnicas que no se consideren esenciales y/o que son coadyuvantes en la mejora del usuario. Suponen gasto de bolsillo.


Cada comunidad autónoma tiene potestad para aprobar que servicios se incluyen en cada cartera, lo cual por un lado da flexibilidad a la gestión, pero por otro puede desencadenar desigualdades entre comunidades en la oferta de servicios. Este Real Decreto-ley "urgente" para garantizar la "sostenibilidad" del sistema, hace que peligrosamente la posibilidad de que los aspectos políticos sean más importantes que los técnicos sea real. 

El sistema sanitario es en si mismo un determinante de salud, por lo tanto dependiendo de como se estructure y sea diseñado, la población gozará de una mayor calidad asistencial que repercutirá en su propio bienestar. Por ello la creación de carteras de servicios con financiación de bolsillo "catastrófica" repercute de manera negativa al acceso de estos servicios.

Es cierto que el cambio, la transformación y adaptación del sistema de salud es necesario en una nueva sociedad con una demanda distinta (mayor), con un incremento de las patologías crónicas y un poder adquisitivo decreciente, pero este cambio no debe hacer que la inequidad organizativa crezca. 

La OCDE alerta del deterioro de la salud de los españoles, debido al aumento de las listas de espera (algunos enfermos no llegan a operarse), aumento de los copagos "re-pagos"que penalizan al final a las personas con renta más baja y disminución de la cartera de servicios ofertada. Vamos por un camino tendente a la separación de clases (siempre las hubo...) que daña el estado de bienestar. El sistema de salud será (puede serlo) sostenible si se toman medidas adecuadas, que no se basan en la privatización y recorte de recursos. Hablaremos en las próximas entradas de cuales son estas medidas y como se pueden llevar a la práctica.



Nuria López
@nunu_l

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