jueves, 20 de marzo de 2014

Desinversión, reinversión y reasignación sanitaria ¿Es posible?

Tal y como decíamos en entradas anteriores, consideramos la sostenibilidad como sujeto político y por tanto, asumimos que las soluciones vienen de manos de decisiones políticas que mantengan la equidad y la solidaridad como elemento central y no utilicen los recortes como excusa para el cambio de modelo.
Por tanto, asumimos que esas decisiones deben caminar en pro de mejorar la eficiencia de nuestro sistema de salud sin perder los valores anteriomente citados.
Por todo esto, nos parece interesante introducir el concepto de "desinversión/reinversión  sanitaria" como instrumento para alcanzar la eficiencia y con ello, mejorar la sostenibilidad interna.

Desinversión, reasignación y reinversión
Según J. Repullo hablamos de "desinversión" para referirnos a un proceso activo de remover lo ineficaz para generar internamente recursos que se reasignen a otras acciones que añadan valor. Hablamos de un proceso activo por su carácter de política activa, consciente, deliberada y sistemática, en contraste con la lenta caída de las tecnologías a las que estamos acostumbrados.
Sin embargo hoy día el concepto de "desinversión" sigue causando rechazo, ya que muchos lo interpretan como un signo de recorte presupuestario. Por esto otros autores, como C, Campillo- Artero y E. Bernal prefieren denominar "reinversión" al desplazamiento de la inversión desde servicios con bajo valor clínico hacia áreas que maximizan los retornos de inversión en la asistencia sanitaria, expresados en mejora de la salud y la calidad de vida.
Por último, cuando hablemos de reasignación, estaremos nombrando la redistribución de recursos desde las actividades en las que se desinvertiría a otras en las que se reinvertiría.

¿En qué consiste desinvertir?
Hoy día en nuestro sistema de salud se calcula que entre un 20 y un 25% de los pacientes reciben un tratamiento innecesario o potencialmente perjudicial, mientras que un 30 o 40% se ve privado de intervenciones de probada eficacia. Así pues, el coste de oportunidad que estamos pagando con estas intervenciones ineficaces es muy alto.
Es evidente, por tanto que nuestro sistema necesita de un mecanismo que distribuya los recursos de manera más eficiente.
J. R. Repullo en su artículo en la Revista de Calidad Asistencial  propone un modelo para tomar decisiones en cuanto a desinvertir en lo que no añade valor y/o tiene además un coste considerable. Este modelo se explica en este sencillo gráfico:


Es importante señalar que este proceso de desinversión debe tener lugar en las tres esferas de la gestión. En la macrogestión. que correspondería a la política sanitaria en manos del gobierno; en la mesogestión, donde el poder se concentra en los gestores y en su capacidad de reasignación de recursos; y, por ultimo, en la microgestión, en la cual el clínico debe asignar recursos mediante sus decisiones diagnósticas y terapéuticas, realizadas en condiciones de incertidumbre.

¿Es posible la reinversión en nuestro país?

Sin embargo, este proceso hoy día sigue siendo muy complejo. En una sociedad donde la ciencia médica y  sigue teniendo un cierto poder, a través de lo que denominamos biopolítica, es difícil realizar una resinversión por varias razones:
  • A veces la toma de decisiones sobre la gestión de los recursos tienen más que ver con decisiones políticas encaminadas a conseguir votos que con la mejora de los resultados en salud
  • Las presiones de la industria (farmacéutica y tecnológica) ejercen una fuerza importante tanto en el ámbito micro como en el meso y macro. 
  • Vivimos en una sociedad medicalizada donde la salud se ha convertido en un bien de consumo que a su vez ejerce un control sobre la población. Esto produce que la desinversión provoqué un rechazo por parte de la ciudadanía o los/as profesionales.
Por tanto, la decisión sobre reinvertir o no se vuelve, otra vez, una más decisión política que técnica en la que la sostenibilidad se vuelve a presentar como un elemento posible y alcanzable sin necesidad de caer en una merma de la calidad de nuestro sistema ni en una pérdida de universalidad.


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